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sábado, 20 de febrero de 2016

Cap. 44: El cumpleaños de Edward II

Hola a todos mis seguidores y lectores. Ya actualicé y lo voy a poder hacer más seguido desde mi móvil.  Los requiero ♡♥♡♥♡♥
DISCLAIMER: CREPÚSCULO NO ES MIO. PERTENECE A S. MEYER. YO SOLO ME ADJUDICO LA TRAMA.
Cap. ¿44? Cumpleaños de Edward II
POV. BELLA.
Las felicitaciones llegaron una vez estuvimos en la superficie. Estaba contenta. Nunca me esperé que algo así pasara hoy.
―Estuvo hermoso- dijo mamá abrazandome. Luego lo hizo mi padre.
― Si, lo estuvo. Jamás pensé que haría eso – mi padre me abrazó como hace mucho tiempo hacía. Siempre que venía de un viaje largo, me abrazaba y decía que me había extrañado a horrores, me daba un chocolate que sabía que era mi marca favorita y besaba mi frente.
― Te extrañé a horrores, Campanita – besó mi frente y luego se apartó un poco, ante mis ojos, apareció, no una sino dos barras de chocolate semi amargo. Mi favorito.
―Yo también, papi – me volvió a abrazar. Luego de unos momentos, Edward, vino por mi y mi padre a regaña dientes,  se apartó.
―Felicidades, Edward – se miraron a los ojos  y mi padre le tendió la mano. Edward la estrechó.
Detrás de nosotros se escuchó a Masimo, llamar a Edward.
―Ven, tío – lo invitó. Se lo presentó a mi padre y este lo saludó con reticencia.
Sabía que esto era muy difícil. Estaba casada con un hombre que tenía por parientes a antisociales de primera clase.
Por ahí había escuchado que Carlisle, estaba planeando su salida de ese mundo y me alegraba mucho por ello.
Sabía que iba a ser difícil, pero lo lograríamos.
Unidos.
++++
Estábamos saliendo de la semicueva, cuando unos flashes nos cegaron. De inmediato me abracé a Edward, quien me envolvió entre sus brazos. Me sentía tan bien en ellos.
― Te amo, barrilito – dijo a mi oído y me hizo caminar de nuevo. Su mano apretaba la mia y a la vez, me ayudaba con el equilibrio. El lugar, por no decir el suelo, era rocoso.
Nos dirigíamos a una casa a unos kilómetros de la semicueva. A lo lejos de esa casa, había una cabaña con vidrios polarizados. La casa, era hermosa por fuera. El estilo era muy parecido a la Casa de la Cascada de Wright.
Simplemente, genial.
―Mis queridos amigos y familiares… - inició Masimo con voz solemne -. Les presento mi  nueva casa – sonrió orgulloso. Me quedé con la boca abierta. La casa era hermosa.
―Wow – fue lo único que pude decir.
― Si, wow – acompañó mi madre. Me apuré a caminar con Edward. Queria verla por dentro. Me imagino que iba a ser espectacular.
―¡Eres un cabrón, Masimo!- dijo Carlisle, pasando un brazo sobre los hombros de su hermano.
―Aceptalo hermano, mi casa es más grande que la tuya- dijo y no pude evitar reír.
Esme, los siguió desde cerca y cuando Carlisle la vio, detrás de ellos, la tomó de la mano y tiró de ella.
Ahora que me ponía a analizar más las cosas, yo estaba en una situación muy incómoda. Mi padre era jefe del ejército norteamericano y yo estaba casada con el hijo del jefe de la mafia europea. Cosa que sólo muy pocas personas sabíamos.
Me alejé de esos pensamientos al sentir los labios de Edward, en mi cuello.
Llegamos a la casa y se me cortó la respiración al ver el interior. Los diseños y mobiliario, eran clásicos.
Divinos.
―Les daría un tour, pero lo que nos reúne hoy no es que conozcan mi casa, sino el cumpleaños de mi sobrino favorito – dijo mirando a Edward con orgullo―. Así que Edward, Bella y Charlie, pueden ir a cambiarse – Edward me guió por un pasillo que daba a una hermosa habitación. Lo que me encantaba de esta casa, era que el exterior formaba parte del diseño interior de la casa.
¡Uno se sentía en medio de la cascada!
Mi padre nos seguía. Edward le indicó que entrara a una de las habitaciones vacía. Me tomó en brazos,  a penas mi padre cerró la puerta, y llevó a un dormitorio que estaba en el fondo.
Cerró con pestillo y me llevó a la cama.
―Se supone que nos debemos cambiar, Edward – él negó.
―No, se supone que debemos fornicar – no pude reprimir una carcajada.
―No sería fornicar, ya estamos casados, Edward – dije a la vez que apartaba su cabeza de mis pechos.
―Bueno, Isabella, se puede decir mucho de mi, menos que fuera creyente – dijo a modo de excusa y siguió atormentándome con besos y mordiscos a mis sensibles pechos.
En ese momento, Amy, hizo su entrada triunfal y pateó con excesiva fuerza. Gemí y Edward se apartó un poco.
― Si, pequeña… lamento no haber hablado contigo hoy, amor – mis ojos se anegaron de lágrimas al ver como Edward levantaba mi traje y besaba con ternura mi panza―. Lo lamento, pero prometo que apenas salgas, papá no te va a soltar – escucharlo me llenaba de tanta felicidad ―. Si, gracias por desearme feliz cumpleaños- con mis manos sequé las lágrimas que cayeron de mis ojos.
¡Por Dios!
Cuando apenas era un porotito, él la odiaba y ahora la adora.
No podía estar más feliz. Bueno… si Victoria desapareciera…¡claro que sería más feliz!
Desenredé los mechones de su cabello con mis dedos y él apoyó su cabeza en mi vientre. Preferí olvidar el partido de futbol individual que se llevaba acabo en mi utero y miré a Edward. La verdad es que ya no me imaginaba una vida sin él. Algo parecido había mandado a grabar en los gemelos que le había comprado por su cumpleaños.
Esos gemelos, eran la clave de acceso a la Gameteca.
Salí de mis pensamientos, por segunda vez en lo que iba del día, al escuchar los toques insistentes de Masimo a la puerta.
―Te dije que no los dejaras solos, Esme.- reprendió con hastío -. Tu hijo parece un adolescente hormonado – siguió y Esme rio.  
―No exageres, Masimo – dijo burlona.
― ¡Edward! ¡Piensa en Baldor1 y sal ya de esa habitación! – ordenó Masimo. Edward maldijo  y se puso de pie.
―Tu puedesn Edward. ¿Recuerdas el trinomio cuadrado perfecto? – me burlé y él enarcó una ceja. Al parecer estaba molesto.
Miré su entrepierna y me mordí el labio inferior. No lo iba a negar,  esa erección de él me ponía. Lo observé quitarse la ropa húmeda y entrar al baño. Lo escuché tirar algunas cosas y reí. Procedí a ponerme de pie y fui hasta la puerta después de asegurarme de que estaba decente.  
Masimo estaba apoyado en el marco de la puerta al momento en que abrí.
―Edward está en el baño – informé. El asintió.
Me pasó un brazo por los hombros y me sacó de la habitación.
―Tu madre le contó a Esme que tenías una reunión con amigos y familiares, organizada para Edward y que prácticamente lo tenías todo planeado.
Asentí. Me imaginaba que ya no iba a poder hacerse.
― Bueno, hemos juntado todo y esa reunión va a ser como la recepción de su boda- informó Esme. Me gustó mucho esa idea…
Esperen… mi mamá cuando me preguntó que le iba a preparar a Edward, ya lo tenía todo planeado…
Negué con la cabeza y sonreí.
Las madres de hoy en dia no dejan nada al azar.
Hablando de mi madre… ella llegó azorada y con una percha con ropa en la mano.
Me tomó del brazo y Masimo sonrió.
―Nos vemos ahora – se despidió tomando a Esme del brazo y mi madre me metió en otra habitación.
Me ayudó a quitarme el vestido y me envió al baño.
―Tienes cinco minutos, Hija – recordó. Me bañé a conciencia y lavé mi cabello.
Salí de la regadera y mi madre tenía el secador conectado y una silla frente a un espejo. Tomé asiento y ella procedió a secarme el cabello.
―Bella, estaba hablando con tu padre y… bueno,  pensé que sería  buena idea que vinieras a casa a pasar los dos últimos meses del embarazo y también dos meses después de que nazca Amy- dijo maniobrando con mi cabello y el secador. Cuando iba a replicar, diciendo que a Edward no le iba a agradar la idea, ella propuso: ―. O… yo irme para casa con ustedes… - miré a mi madre a través del espejo y bajé la mirada.
―No sé. Tendría que hablarlo con Edward – dije. Ella asintió.
La verdad no creo que a Edward le agrade la idea, puesto que mi marido, odia que mucha gente esté merodeando por su casa.
Ya suficiente con Lester y Ronie.
―Bella, soy tu madre y quiero estar contigo en esos mementos. Siento que sería de gran ayuda. Soy mujer y comprenderé por lo que pases, ellos no – asentí pensativa.
―Esme también está allí – ella paró lo que estaba haciendo con mi cabello y tomó un peine.
―¿Acaso, Esme es tu madre?- me preguntó seria. Puse los ojos en blanco y ella me pegó con la peinilla en el brazo.
Dolió.
―¡Auch!- me quejé tomándome el brazo.
Dolía. Ella era una mujer muy… sensible.
―Yo soy tu madre y quiero estar a tu lado en esos momentos. Va a ser algo difícil – dijo trenzándome el cabello.
Bueno… en realidad en mis planes originales… es decir, en el único plan que había trazado, estaba cuidar, con mi madre, al bebé los primeros meses en casa de mis padres.
― Creo que sería buena idea, voy a decirle a Edward… hablo de la parte de que tu te quedes en casa con nosotros -  ella terminó de peinarme y yo me puse de pie.
―Avísame con tiempo para poder preparar la maleta- dijo emocionada.
―Vale – después de eso, mi madre me pasó el vestido azul marino  que yo había dispuesto para mi hace unos días. Era de tirantes y volantes. Llegaba debajo de mis rodillas y lo acompañé con unos pendientes de plata con perlas. Mis pies, tenían unas sandalias azul marino también con pedrería.  El maquillaje era sensillo. Y sólo mis labios tenían color. Los pinté de azul mariño y me miré al espejo.
Estaba sexy.
Mi madre me guió por los pasillos de esta hermosa casa y llegamos a una terraza decorada estilo discoteca.
Genial.
Edward, Masimo, Laurent, Anthony, Carlisle y mi padre, estaban conversando en una esquina, mientras que Esme, Irina, Leah y Naty, estaban en otra, conversando.
No me sorprendio no ver a Stephanie entre los invitados, dado que no era una amiga tan cercana como lo eran Leah e Irina.
Veia a Carl en una esquina, observar a Leah. Se veía irritado.
De un momento a otro, la música empezó a sonar. Las notas tan sensuales de esa maravillosa canción. La voz de Ana Gabriel cantando Eres Todo En Mí, me transportó. Me acerqué a Edward que con sus zapatos italianos marcaba el ritmo de la canción.
Lo toqué del hombro y le tendí mi mano.
― ¿Bailas conmigo? – pregunté con mi mejor sonrisa. Él asintió.
― Todas las canciones que quieras – me tomó la mano y me llevó a la tarima circular que había en todo el centro de la terraza.
Me tomó de la mano y pasó su brazo derecho por mi cintura en peligro de extinción.
El movimiento entre ambos era casi nulo. Luego empezamos a movernos. Sin dejar de mirarnos a los ojos. Edward, nos desplazó por toda la tarima. Me giró, me inclinó hasta el suelo, siguió desplazándonos.
A mi nunca me había gustado mucho el baile, pero tomé clases porque mi padre quería que hiciera las cosas que una niña normal  hacía a la edad de siete años y a los doce lo dejé por las artes mixtas. Gané muchas más medallas en competencias de karate y artes marciales mixtas, que en el baile.
Ahora agradecía haber tomado clases porque mi marido era un gran bailarin.
Una parte de la canción, Edward me abrazó y cantó a mi oído.
―Eres todo en mi, por siempre y para siempre desde que te vi…- me derretí entre sus brazos. ¡Por Dios! Si fuera una muñequita de anime, tendría una hemorragia nasal en estos momentos.
―Eres tan tierno – besé su mejilla y escondí mi rostro en su pecho.
Seguimos bailando al compaz de la música hasta que esta acabó y cuatro parejas se nos unieron después.
Las canciones lentas fueron quedando atrás y Love On Top de Beyonce, nos puso a movernos a todos.
En una de las vueltas que di bailando, me econtré con Carl. Estaba en una esquina tomando lo que le quedaba de su botella de agua.
Miraba a Leah, bailar con Masimo. Que por cierto  lo hacían muy bien. Masimo tenía una forma de bailar muy elegante y Leah se la pasaba riendo toda la distancia.
Edward me hizo girar y me soltó de la mano. Chasqueaba los dedos y se movía al ritmo de la música.
Me encantó verlo sonreír al bailar. Se veía tan relajado  y en paz. Muy pocas veces veía esa tranquilidad en su rostro y me alegraba ser yo una de las causantes. Toda la organización había valido la pena.
Entre todo esto, había proibido las pantallas y computadoras. Lo único que utilizamos era el reproductor. Lo ultimo que quería era que esa mujer se conectara remotamente a uno de esos dispositivos y arruinara  el momento.
Esme bailaba con Carlisle y le sonreía muy coqueta. Al parecer esta familia era de bailarines ya que todos bailaban genial. Masimo le metia un estilo propio al igual que Carlisle. Mis padres también bailaban, pero a su manera.
Luego de esa canción, siguió Crazy All My Life de Daniel Powter.
Una de mis favoritas.
Me movía de un lado a otro y giraba sin parar. Edward sonreía divertido.
― Crazy All My Life – cantaba yo. Edward me tomó del brazo y me envolvió con los suyos. Yo besé su mejilla y luego sus labios.
― Por ti estaría loco toda mi vida, Isabella -  me dijo antes de besarme.
―Yo también – dije abrazandolo. Mi canción favorita acabó y la canción que Edward me cantó el día que me llevó serenata le siguió.  Estaba a punto de llorar cuando la escuché.
Me guió por toda la pista. Nuestros movimientos eran tan fluidos y sincronizados,  que sentí que eramos uno.
Al finalizar esa canción, una salsa,  también de Marc Anthony, le siguió.
Este Loco Que Te Mira.
― Soy una parte de tu sombra – empezó a cantar mientras me daba una vuelta derecha y volvíamos al básico.
Los desplazamientos, diagonales y laterales tanto dobles y sencillos, me dejaron exausta después de tres salsas más.
Se lo hice saber. Él me llevó hasta la única mesa que había en la terraza y yo me senté. Me brindó un vaso con agua. Me lo tomé al igual que él se tomó dos.
―¿Te ha gustado la fiesta?- pregunté dejando el vaso sobre la mesa y mirándolo a los ojos. Él tomó mis manos y las besó.
― ¿Lo planeaste tú?- preguntó. Asentí ruborizándome ―. Es, después de casarnos, el mejor regalo de cumpleaños – me besó y cuando nos separamos le limpié la mancha de  labial azul ―. Estas hermosa, Isabella – acarició mi vientre y sonrió―. Si nuestra pequeña, es igual de hermosa que tu, creo que voy a volverme loco – dijo sonriendo.
Me ruboricé más.
En ese momento, Carlisle, se sentó y Esme hizo un puchero.
―Esme… dame un respiro – dijo Carlisle. Con un movimiento de cabeza le dije a Edward que sacara a Esme a bailar. Antes de irse, me dio un beso. La llevó a la pista y Esme se la pasó riendo todo el rato.
Anthony, estaba a dos sillas de distancia, al lado de Naty. Sólo la miraba.
― Gracias, Isabella – la voz de Carlisle me sorprendio.
Cuando lo miré me percaté de que sus ojos estaban acuosos.
―No hay de qué, Carlisle – dije.
― Tenía años sin verlo tan tranquilo… -  suspiró se secó las lagrimas.
Lo observé mirar a Esme.
Me picó el monstruo amarillo de la curiosidad.
―¿Cómo se conocieron Esme y tu?- pregunté tomando una botella de Coca Cola.
―Bueno…fue hace casi cincuenta años – ¡eran unos bebés! -. Esme era una pequeña de cinco años, una hermosura – dijo mirando sus dedos, mientras trazaba formas sobre la mesa―. Ella era nuestra vecina. Su padre y ella vivian solos en su casa. Su madre los había abandonado causando que Federico, así se llama el padre de Esme, se llenara de amargura y descargara toda su rabia y frustración en Esme – chasqueó la lengua―. Masimo fue el primero que la vio, estaba llorando sentada a la sombra de el árbol que limitaba con nuestra casa. Su padre le había pegado, otra vez. La invitamos a jugar a nuestro patio y ella aceptó- negó con la cabeza -. Masimo y yo ya estábamos en la primaria, creo que en tercer grado,  y ella iba a el Kinder - me miró a los ojos y vi el cansancio que había en ellos. Al igual que el amor que él sentía hacia su mujer -. Esme y yo no nos llevamos muy bien en un principio, es más,  ella se llevaba mejor con Masimo, pero un día  yo me había quedado en casa y Masimo había ido a jugar béisbol con unos compañeros.
"Ella estaba tomada de los barrotes de la verja que separaba ambas propiedades. Me acerqué y recuerdo que me molestó cuando me preguntó por Masimo. No lo sé,  creo que empezaba a sentir celos. Ese día jugamos mucho y la invité a comer. A diferencia de Esme, yo había pasado por ciertas cosas, es decir,  la atención de las chicas, y sabía que ella me gustaba.  Yo no a ella. A partir de ese día,  no la dejé en paz - rio y miró a la pista, en donde Esme ahora bailaba con Masimo y mi madre con Edward-. Los días ahí jugando con ella eran geniales y mi padre se alegraba de ello porque pensaba que sus hijos eran unos misántropos - tomó una botella de malta  y bebió-. Su padre se enteró de que ella jugaba con nosotros y la riñó. Por defenderla, el hombre nos golpeó a Masimo y a mi. Lo pagó - bajó la mirada-. Mi padre lo había visto en el momento en que lo hacía y a los días,  el padre de Esme, perdió su mano derecha- un escalofrío me recorrió entera -. Si tu crees que yo soy asfixiante con Edward,  no sabes como era Maximiliano Cullen. Era peor. Por eso que nos hizo el padre de Esme, le compró un equipo de fútbol a Masimo, El Chelsea,  su favorito y a mi me compró el Liverpool- rio y yo miré mi botella medio vacía de Coca Cola-. A Esme se la llevaron días después y no la volví a ver hasta la universidad."

"Bueno,  ella estaba en secundaria y yo ya en la Universidad.  Estaba terminando mis estudios de arquitectura y Masimo los de medicina. Ella estaba por entrar a la universidad. Iba a estudiar Psicología. Me la topé en uno de los pasillos.  Ella me abrazó. 
Estaba tan hermosa.

Preciosa.
Fuimos a decirle a Masimo y él acaparó a Esme. Siempre lo hacía. 
Desde que Esme entró a la universidad se convirtió en la sensación.  Me volví loco de celos porque ella siempre me había gustado.  Masimo me decía que no perdiera el tiempo y le propusiera ser mi novia.  Eso hice luego de varias citas y ella aceptó. Al parecer ahora sí le gustaba.  Nuestra relación fue, según Esme, enfermiza.  Me dejó no se cuantas veces, pero yo no la iba a dejar. Ella no soportaba que le ordenara ni le gritara,  pero es que ella era tan hermosa que todos le coqueteaban y yo no sabia como lidiar con ello. Cuando me dijo que le recordaba a su padre, lo dejé de hacer.  Llegó un tiempo en que yo le di algo de espacio y bueno...  no fue una buena decisión porque uno de sus pretendientes se enteró de a qué se dedicaba mi padre, Eleazar fue la rata que le dijo, y ella me dejó.  Yo traté por todos los medios de hacerla entender, pero ella no quería saber nada de mi porque yo le había mentido. Desapareció por unos dos meses, en ese tiempo mi padre murió de un paro cardíaco mientras dormía. Nos tocó a Masimo y a mi encargarnos del negocio y con ese nuevo poder y valiendome de mis contactos, encontré a Esme. Estaba embarazada de Edward y la convencí de que se quedara conmigo - me miró a los ojos.
Yo estaba shoqueada.  Esta era una historia muy tempestuosa.
- Ahora entiendo tu molestia por su amistad con Eleazar- dije recordando lo que pasó hace unos días.
El asintió con la cabeza.
-Bueno, basta de tanta charla- se puso de pie y me tendió su mano-. Para el tiempo en que yo era un adolescente, Grease estrenó y el que no bailaba no estaba en onda, venga- tomé su mano y me puse de pie. Lo seguí a la pista-. No sé qué le veían a John Travolta. La verdad a mi me parecía que no era la gran cosa - puse los ojos en blanco.  Típico hombre-. Pero si me gustaba Footloose, que vino después- llegamos a la pista y empezamos a bailar Footloose.  Fue tan divertido.  Todos bailabamos. En una de las vueltas que me dio Carlisle, Quedé en brazos de mi padre quien me hizo moverme.
Como mi vestido tenía volantes, se movía con cada paso que yo daba. Mi madre y yo bailamos entre ambas y se nos unieron Esme, Irina y Leah. Zigzagueabamos de un lado al otro moviendo las manos y el cabello.
Era tan divertido... que hasta hicimos una mini batalla. En la que Anthony participó. 
Mi padre se acopló bien con los Cullen y Laurent.
Salió genial.
****Horas después...
Estábamos cenando todos juntos, mientras conversabamos.
Masimo dominaba todo. Al parecer era un acaparador.
-¿Ya te he dicho que eres la mejor nuera que pude desear?- preguntó Esme a mi lado. Negué-. Pues lo eres. Has llenado de felicidad la vida de mi hijo y te juro que estoy muy agradecida- me abrazó.
- El merece ser feliz,  todos- nos alejamos y prestamos atención a la conversación.
- ¿Tienes hijos, Masimo?  - preguntó Leah. Él sonrió con orgullo.
-Tengo una hija... se llama Azul y me odia- dijo riendo a lo que todos nos sorprendimos.
-¡Yo no te odio!- dijo una chica de unos veinte años entrando a la terraza. Masimo dejó de reír y se puso de pie. La apañó cuando ella se lanzó a sus brazos y rieron. Era una chica de cabello negro y ojos achinados. No se parecía en nada a Masimo.
- Ya lo sé- dijo besando su mejilla.
La dejó en el suelo.
-Bueno, les presento a mi hija, Azul- nos presentó a todos. La chica me cayó muy bien. 
Al parecer era escritora.  
- Un placer, feliz cumpleaños, primo - Edward asintió. 
-Gracias, Azul - él pasó un brazo por mis hombros.
Ella se incorporó a la conversación y todos reímos con sus chistes.
-¿Cómo era Carlisle cuando estabas embarazada, Esme?- preguntó Irina.
-Bueno... cuando yo estaba embarazada, Carlisle detestaba a Edward- todos la miramos con confusión. Carlisle adoraba a su hijo -. Decía que yo sólo le prestaba atención al bebé y que sólo me importaba Edward- sonrió mirando a su esposo-. Cuando Edward nació yo tenía que perseguir a Carlisle para que me dejara cargarlo- todos rompimos a reír-. Se lo llevaba a todos lados. ¡Hasta al mecánico! - yo no podía dejar de reír. 
-No exageres, Esme.  Tu pasabas tiempo con Edward - dijo Carlisle mesandose el pelo.
-Si, cuando establecimos horarios - Masimo negó con la cabeza.
-Eres un acaparador, Carlisle - se burló. 
-Yo no llamo a mi hijo cada dos horas y sin importar la zona horaria- no pude evitar reír al ver que se ruborizaba. 
Azul lo abrazó.
-Así somos los Cullen's padres abnegados- sonreí.
-¿Como va la secuela de tu libro, Azul? - preguntó Leah. Si algo tenía mi amiga era la adicción por la lectura.
-Ya entregué el manuscrito a mi editor saldrá en unos meses - dijo con una sonrisa.
Después de eso la conversación fue variada.
Yo veía a Anthony tranquilo y me pregunte cuando sería su cumpleaños. 
Había cosas que no sabía de él y quería conocerlo. 
Resolví que después de las dos semanas que tenía que trabajar con los muchachos,  me dedicaría a conocer a mi hijo.
Me disponía a ponerme de pie para ir por el pastel,  cuando apareció Carl con la tarta.
Tenía dos pisos adicionales.  Miré a mi madre y ella me guiñó el ojo izquierdo en complicidad.  Ella hacía genial esa tarta.
Le cantamos cumpleaños a Edward todos muy alegres y parte de los de seguridad también cantaron.
Antes de apagar las treinta y cinco velitas, le susurre al oído que pidiera un deseo.
Me miró y sonrió.  Tomó mi mano, miró a Anthony y apagó las velas.
Yo lo abracé y besé sus labios.  Luego lo abrazaron sus padres.
Veía a Carlisle llorar. Ese hombre adoraba a su hijo.
Aún recuerdo cuando me acusó de abandonarlo. Era como un fiera.
¡No quería que me volviera a reñir jamás!
El último en felicitarlo fue Anthony a quien Edward abrazó. 
Edward tomó la palabra.
-De verdad,  gracias a todos por estar aquí. Me han alegrado mucho. Es el mejor cumpleaños que he tenido y se lo debo a todos ustedes. Gracias de nuevo- todos aplaudimos.
Se cortó el pastel y me encargué de que todos tuvieran su porción. Hasta los de seguridad.
Bailamos dos canciones más esa noche y reímos con las historias de Masimo y Laurent.
*****
Edward y yo caminábamos, tomados de la mano,  con dirección a la cabaña. 
-Gracias de nuevo- dijo posando su mano sobre mis hombros.
-Gracias a ti por una boda maravillosa- besé su mejilla.
Me abracé a su cuerpo y  se me escapó un bostezo.  Estaba muy cansada.
-Vamos a que duermas- negué.  Faltaba la noche de bodas-. Estás muy cansada,  Bella,  mañana tenemos todo el día.  ¿Si? - asentí. Abrió la puerta de la cabaña y me instó a seguir. Lo hice.
La cabaña era hermosa.  Sencillamente decorada en tonos blanco, azul, rojo y crema.
Me tomó en brazos y me llevó hasta el baño.  Ahí,  la tina de jacuzzi estaba preparada.  Edward me quitó el maquillaje, nos desvistió y metió a la tina. Me envolvió con sus brazos y yo me acomodé sobre su pecho.
-Te amo, Edward - le hice saber mirándolo a los ojos.  Él sonrió. 
-Y yo a ti, más que a mi vida-  besó mis ojos y mis labios-. Te ves muy sexy con los labios azules.  Me encantó  y lo hizo mucho más que lo hicieras por mi- rio y besó mi hombro.  Edward me sostuvo entre sus brazos. Me hizo sentir en casa, en paz y segura.
****
Me desperté al sentir los labios de Edward por mi rostro.  Besó mis labios y ahí me desperté del todo. 
Ambos estábamos desnudos en la cama. Él sobre mi.
Sus manos estaban por todo mi cuerpo y las mías fueron a el suyo. Lo abracé. Él se colocó entre mis piernas. Se sentó en la cama y me llevó con él. 
Quedé a horcajadas sobre sus piernas y él me abrazó.
Miré sus hermosos ojos verdes y acaricié su cabello.
¡Dios! Como amaba a este hombre.
- Déjame complacerte- pedí.  Vi su lucha interna a través de sus ojos.
No sabía como habían sido su relaciones sexuales  con Victoria,  pero él no permitía que yo le hiciera más de cuatro cosas.
-Si- me lancé a besarlo en los labios. Lo acariciaba con mis manos y boca. Mis labios fueron a su cuello en donde me entretuve bastante.  Me encantaba su cuello.
Llené su pecho de caricias y besos. Sus manos no se quedaban quietas y estaban por todo mi cuerpo.
Excitándome.
Volviéndome loca de placer. 
Lo hice tenderse en la cama y me coloqué a horcajadas.
Fui bajando por su cuerpo.  Esparciendo caricias y besos allá dónde iba.
Llegando a su ingle, él se tensó.  Sus manos se colocaron sobre mis hombros. 
-Edward... - acaricié su muslo izquierdo y lo besé.  Lo miré directamente a los ojos.
-Es difícil...- dijo con los párpados entrecerrados. 
-Te amo y quiero darte placer.  Tu me lo das a mí y quiero darte placer a ti - dije acariciando su vientre y bajando mi mano hasta posarla sobre su pene.
Él cerró los ojos y yo incliné la cabeza para besar su glande. Él gimió y yo abrí mi boca. Era la primera vez que yo hacía esto y estaba muy nerviosa. Lo fui tomando en mi boca poco a poco y él gimió audiblemente. Al parecer le gustaba.
Con mi lengua acaricié la parte de su falo que tenía en la boca. Tomé lo que pude de Edward y me retiré hasta la punta.  Succioné su glande y él saltó en la cama.
-¿Dónde aprendiste eso? - preguntó. Lo saqué de mi boca y sonreí.
-Internet-  dije acariciando su pene con mis manos.  No lo iba a negar,  me gustaba tomarlo en mi boca y ver el placer que le causaba me llenana de satisfacción a mi. Tanto que estaba muy mojada-. ¿Te gusta?  - pregunté tímida,  ahora.
-Me encanta,  pero creo que ya es suficiente por ahora.  Necesito estar dentro de ti- sonreí y subí por su cuerpo repartiendo besos a mi paso.  Llegué a sus labios y él me devoró a besos.  Se sentó y apoyó en el respaldo de la cama y me levantó de las caderas.
Me fue bajando poco a poco sobre su erección y yo gemí cuando entró.  Tiré mi cabeza hacia atrás y él tomó uno de mis sensibles pezones en su boca. 
Cuando estuvo totalmente dentro de mí,  yo le acaricie el cabello y me levanté un poco.  Volví a bajar y él gimió. 
Su rostro estaba entre mis pechos mientras yo subía y bajaba sobre él. 
El ritmo se volvió desesperado y él se apoderó de mis labios. 
Me encantaba tenerlo dentro de mi.
Sus manos en mi trasero me pegaban más a él. 
Lo abracé y besé sus ojos, cejas, nariz y por último su boca. 
-Te amo...- me sentía acabar y él me bajó más y más rápido sobre su pene-. ¡Edward! ¡Ah! - grité cuando el orgasmo me abrazó y lo sentí terminar dentro de mi. Besé sus labios y caí desplomada sobre su cuerpo, sintiéndome amada y protegida por él,  por mi marido, por mi Edward.
*****************
Gracias por leerme.  Ha sido un placer escribir este cap.
Les pido que me agreguen a sus círculos de Google+ para poder comunicarnos y yo avisarles cuando actualizo.  Eso sería por Hangouts.
Nos leemos pronto.
Pd.: ¡No se ustedes, pero yo adoro a Masimo!
Pd2.: Tiempo sin Lemon. ¿Qué les pareció? 
Pd3.: Espero les guste la banda sonora de la historia.
Ahora si...
Hasta luego.
Besos.
Danielle Franks.

10 comentarios:

  1. No se lee bien con ese fondo. Pero buen capítulo

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    1. Me imagino que estás desde la versión móvil. En la versión web se lee mejor. Gracias por comentar. Voy a modificarlo en la noche. Besos

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  2. Genial el cap, yo estoy en la versión movil y se dificulta un poco leer.
    Quiero saber mas fe Anthony

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    1. Hola. Estoy tratando de arreglar el inconveniente. A veces lo más bonito no es lo mejor.
      Saludos.
      Siii. Pronto sabremos de Anthony.
      Besos.

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  3. Hola!!! Me encanto el capítulo. Que momento tan feliz tuvieron edward y bella. Espero lo continúes pronto. :)

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    1. Si, no lo quería empañar con nada malo y así. Saludos. Gracias por comentar.

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  4. Holaaaa... Que hermoso Cap... Seguiras con el ficc? Continua no dejes esta hermosa historia'

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  5. Me encanto, espero seguir leyendo esta historia la amo

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  6. Vas a seguir actualizando esta historia aquí? Si es así te importaría dejar el aviso en la página de Fanfiction para poder pasarme por tu blog cuando haya actualización.
    Gracias

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  7. Que triste ver un fic incompleto

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