Buenas
Tardes.
Hoy quiero
escribir acerca de un suceso que sucedió en mi vida el día de ayer y ha venido
sucediendo con frecuencia los últimos meses.
Desde
hace varios días, he estado viendo en la televisión, que un almacén,
que vende ropa de hombre y de muy buena calidad, va a cerrar y está liquidando
toda su mercancía con grandes descuentos.
Hay un
hombre al que quiero mucho y como se acercaba su cumpleaños, pensé que sería
buena idea regalarle alguna prenda de ese almacén. Quería regalarle algo de calidad,
bonito y elegante.
Como no
disponía de mucho tiempo entre semana y mi madre no podía acompañarme a elegir
algo adecuado, decidí regalarle una corbata. Para ser más exactos, ese hombre
es muy alto, robusto y él mismo me había advertido con anterioridad, que no le
regalara camisas, ni pantalones y mucho menos zapatos, ya que sería un gran
enredo.
Cabe
destacar que no contaba con mucho dinero y que aquí en Panamá se acercaba el
día de las madres, cuya fecha cae cinco días después de su cumpleaños y tenía
la intención de regalarle algo a mi madre y abuela para esa fecha.
A él le
compré la corbata y como en ese lugar no se forraba con papel de regalo,
tuve la tarea de ir a buscar un lugar en donde poder hacerlo. Después de
visitar más de tres lugares, por fin encontré lo que buscaba y pude tener su
regalo.
Me aguanté
un tráfico terrible por la angustiante hora pico y algo de frío por el
acondicionador de aire del medio de transporte que utilicé, con la ilusión de
que a él le gustara.
Cuando
llegué a su casa, él no estaba. Llegó casi dos horas y media después. Al
parecer, ni el mismo día de su cumpleaños, podía dejar de trabajar. Llegó tarde
también, porque se le dañó la batería del coche y tuvo que ir a cambiarla.
A mí me
dicen que él no quería llegar a casa. No me importaba, él había llegado.
Lo saludé
un rato después de que él llegara y lo primero que me dijo fue que:
"ya ha
pasado media hora desde que llegué" dijo cuándo
lo abrazaba y felicitaba por su cumpleaños.
Decidí
ignorar su comentario y buscar el regalo que le tenía preparado. Se lo entregué
y no creo que me dio las gracias.
Al parecer,
lo vio, lo dejó no sé dónde y fue a su habitación, al rato me llama y me dice
que fuera.
Fui hasta allí
y él abrió su closet y sacó un perchero repleto de corbatas de distintos
colores y tamaños.
Dijo:
"La vez
pasada te dije que no me reglaras más corbatas porque yo no las uso"- para serles sinceros, juro que no recuerdo que
él me dijera tal cosa, porque lo habría recordado.
La verdad,
no fui la misma en toda la noche. Lo intenté, pero no lo logré.
No podía.
Dolía ese
desplante y aun duele.
Creo que he
llegado a la conclusión de no regalarle otra vez. Él no sabe de lo que me privé
para poder hacerle tal regalo, pero tampoco importa.
He tratado
de hacer que no me duela. Pero es imposible.
¿Les ha
pasado que tienen una idea totalmente errada de una persona sumamente importante
para ustedes-tipo ilusión- que tratan de cuidarle, protegerle y no agobiarle
porque piensan que tienen muchos problemas y que los suyos no son tan importantes?
Creo que
eso me pasó con él.
Tenía una
idea totalmente errada de él y ahora que lo voy conociendo me voy decepcionado
porque no es quien yo creía y su absurda actitud me lastima. Justo ahora, me
acaba de hacer un desplante porque no atendí una de sus órdenes carentes de lógica
común.
Recuerdo
que hace unos meses, yo teniendo 17 años, brincaba como niña pequeña porque él
iba a verme. Ahora eso no me nace. Sólo me sale decirle "hola"
Simple y llanamente
siento que algo se rompió. Ese algo creo que es la idea absurda y engañosa que
tenía de algunas facetas de él. Ahora mismo estoy tratando de contener las lágrimas
para no llorar frente a las demás personas.
Estoy harta
de esta situación, pero simplemente, no puedo desligarme de esa persona y en el
fondo, deseo que vuelva a ser la persona que yo creí que era.
Gracias por
leer.
Danielle-Franks